El cambio climático con su manifestación más destacada, el calentamiento global es el marco obligado en el que se deben desarrollar las actividades empresariales y los intercambios económicos a día de hoy y de cara a los próximos años. Las llamadas emisiones de gases de efecto invernadero o GEI inciden de manera muy significativa en la aceleración del proceso de calentamiento global que se produce en el marco del cambio climático. 

 Para ello José Luis Almazán Palomino, presidente del Grupo Ocean Capital Partners cree que “es decisivo conocer el impacto de la huella de carbono como principal indicador sobre el cambio climático de cualquier actividad del sector marítimo portuario”. El valor de la huella de carbono de un proceso se determina por la masa de dióxido de carbono equivalente a la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera de forma directa o indirecta a lo largo de un año, por ese proceso. 

 El SBTi y la economía internacional

¿Cómo actuar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ralentizar con ello el cambio climático?

Comprometerse a reducir las emisiones de carbono en las cadenas de suministros es en sí un gran paso para alcanzar los principios del acuerdo de París. Aunque la realidad indica que no existen muchos expertos en clima capaces de evaluar que los objetivos fijados por las empresas pero sí son suficientes para limitar el calentamiento global. Ante esta tesitura surgen opciones como el Science Based Targets Initiative, más conocido por sus siglas como SCTi, el cual se presenta como una alternativa para que las empresas establezcan objetivos de reducción de emisión de los gases de efecto invernadero. Las empresas pueden contar con una evaluación científica realizada por los expertos en cambio climático. El SBTi se constata como un movimiento que prevé alcanzar el 20% de la economía mundial.

José Luis Almazán Palomino afirma que “comprometerse con este tipo de iniciativas genera una serie de avances en contra del acelerado del cambio climático y garantizan una apuesta firme como hoja de ruta para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”. Al hacer recuento, son cerca de 1.000 las empresas que a nivel internacional se han marcado objetivos validados por el SBTi. Y las empresas que han adquirido compromiso para realizarlo en los próximos dos años ronda ya la cifra de 1.000 corporaciones.

¿ Qué es la SBTi ?

 Sciencie Bases Targets Iniciative es una asociación que aprueba los objetivos de reducción de emisiones de GEI, basados en la ciencia. Está posicionada en la línea del Carbon Disclosure Project, el WWF, las Naciones Unidas y el World Resources Institute. Estas organizaciones tienen unos expertos independientes para comprobar si los objetivos a los que se comprometen las empresas son coherentes con una trayectoria conducente a no superar en  más de 1,5°C la temperatura media global del planeta, como se indica en el documento del Acuerdo de París. En este caso a los objetivos de las empresas validados por un comité científico se les llama “objetivos basados en la ciencia” por estar alineados con la comunidad científica internacional para luchar contra el cambio climático.

El ecosistema y  los proveedores

 La  sociedad demanda una serie de iniciativas a nivel empresarial, que supongan un compromiso real para colaborar en la desaceleración del proceso de calentamiento global en el que estamos inmersos. Para dar impulso a algunas iniciativas, José Luis Almazán Palomino  cree que “es una cuestión prioritaria construir un ecosistema con socios comerciales que se impliquen en un objetivo común en este tipo de proyectos”.

Seleccionar a los proveedores comprometidos con SBTi permite crear un ecosistema con el que se ayuda a alcanzar los objetivos empresariales. El SBTi ofrece un marco para que las empresas trabajen alineadas en cuestiones de cambio climático. En este contexto, el compromiso de los proveedores de los servicios en los diferentes procesos de la cadena de suministro puede convertirse en un acelerador de la transición hacia la contención del avance acelerado del calentamiento global del planeta.

José Luis Almazán

El registro público de las huellas de carbono

En la actualidad, se indica que uno de los problemas que más afecta al planeta es la contaminación del medio ambiente por las emisiones de GEI. Así como de las partículas en suspensión y otros gases nocivos, como es por ejemplo el dióxido de azufre, que regado por el agua de lluvia, produce ácido sulfúrico. El fenómeno es conocido como lluvia ácida. 

Ante esta situación los organismos internacionales buscan la manera de medir y analizar el impacto en la descomposición de los factores que afectan a la calidad del aire. Una de las medidas a destacar es el paquete de normativas conocido como “Fit for 55”, con el que la Unión Europea quiere lograr una reducción de las emisiones de dióxido de carbono en el continente europeo del 55%, antes del año 2030. Se trata de una iniciativa que José Luis Almazán Palomino respalda “por generar sinergias similares a nivel colectivo entre los diferentes sectores, en el campo de la sostenibilidad“. 

El cumplimiento empresarial y las iniciativas de reducción GEI

Son diferentes los aspectos por los que se hace necesario calcular la huella de carbono. Entre ellos destacan el compromiso empresarial con el medio ambiente, otro motivo, y de no menor importancia, es por la obligación de cumplir con la legislación vigente. Se plantea también  como un posible incentivo para solicitar ayudas públicas y poder ganar puntos en las licitaciones tanto públicas como privadas, además de ser una buena iniciativa y estrategia de marketing y de comunicación para las empresas, asimismo para posicionarse como un proveedor sostenible, comprometido con los objetivos solidarios.

Trasladando este escenario a los puertos, son diferentes y variadas las políticas que se han puesto en marcha en este sentido, para aumentar la eficiencia de la lucha contra la aceleración del cambio climático en los puertos. El objetivo de las medidas que van adoptando es servir de hoja de ruta para toda la comunidad marítimo portuaria. Y su finalidad es colaborar para adoptar medidas que reduzcan de manera global la emisión de los gases de efecto invernadero, provocada por la actividad industrial y el transporte en el ámbito portuario. Una de las iniciativas para progresar en esta línea es el registro público de las emisiones de GEI, voluntario y gratuito, creado en España en el año 2014, destinado  principalmente a las instituciones y a las empresas que libremente hayan decidido incorporarse. 

 Primeros pasos para el cálculo de las emisiones 

Al calcular la huella de carbono se han de seguir una serie de pautas, y metodología común. En primer lugar hay que identificar y conseguir la documentación de las fuentes y sumideros de los gases de efecto invernadero (GEI). Concretamente, hay que definir los límites en relación a las emisiones, tanto de los diferentes tipos de emisiones de gases como de partículas en suspensión, para focalizar si es sólo en relación a las emisiones de CO2, a una parte de los GEI, o es en relación a todos los parámetros que se puedan incluir dentro de las emisiones del proceso analizado. El segundo paso es seleccionar y justificar un método de cálculo que minimice al máximo la incertidumbre de las estimaciones, para tener resultados precisos, homologables y que permitan las comparaciones objetivas. Y también hay que determinar si los límites de la empresa o la institución son de control de emisiones para la reducción, de acción para evitar su generación o incluso de consumir estas emisiones, con procesos específicos. Como es, por ejemplo, en la situación de alimentar las plantas de producción de algas mono celulares con CO2.

En tercer lugar, hay que delimitar las operaciones de los procesos en relación a las emisiones, para incluirlas en un inventario uniforme y especificar si se trata de las  emisiones directas, debidas a los procesos del tipo de combustión, las reacciones químicas o los procesos de  fermentación. Otras emisiones indirectas se contemplan con los parámetros adicionales como por ejemplo puede ser el consumo de electricidad, el calor disipado o el vapor generado. Además existen otro tipo de emisiones indirectas donde tienen cabida los demás recursos, como es por ejemplo el caso del consumo de los materiales, el transporte, el espacio ocupado, los bienes de equipo utilizados, etc .Los límites establecidos en las operaciones de los diferentes procesos, junto a los límites del resto de las operaciones son los que conforman el límite total del inventario conjunto de todas las actividades de la empresa analizada.

José Luis Almazán

Cómo finalizar el cómputo de datos 

Para continuar con el proceso hay que recopilar los datos hay que hacer, en cuarto lugar, una recopilación de los datos y de la actividad generada del consumo, de los residuos y de la superficie ocupada. Además de todos los recursos consumidos durante el proceso correspondiente sometido a consideración. Por ello hay que recurrir a las fuentes de información de origen, para tener las mediciones directas en los formatos homogéneos, con los datos o la información proporcionada por la correspondiente cadena de suministro en su totalidad. En el caso de no disponer de ellas hay que obtener la información de fuentes secundarias basadas en las estimaciones obtenidas, disminuyendo en consecuencia la fiabilidad de los resultados correspondientes.

 El quinto paso es la selección y la justificación de la pertinencia de los factores de emisión o de absorción de origen reconocido como necesario para el proceso considerado. Para finalizar con el cálculo de las emisiones y las remociones, aplicando herramientas de cálculo comunes. La práctica más común para calcular las emisiones de GEI, es con la aplicación de los factores de la emisión normalizados.

 La medición de la huella de carbono se expresa en toneladas de emisión de dióxido de carbono equivalente (tCO2e). Como es sabido, las toneladas equivalentes de CO2 son la cantidad de GEI expresada como el resultado del producto del peso de los GEI en toneladas métricas multiplicado por su potencial de calentamiento atmosférico (PCA). Finalmente, una vez que se ha calculado la huella de carbono se debería chequear el grado de incertidumbre y expresarlo junto a la estimación de la fiabilidad del cálculo realizado en función de la información disponible utilizada.

Cómo contabilizar la huella de carbono

Con un indicador ambiental que refleja el nivel de los gases de efecto invernadero (GEI) se contabiliza la huella de carbono de las emisiones directas y las emisiones indirectas de los procesos que se dan en las actividades de las empresas. Con este indicador ambiental se obtiene una medida, o estimación, del impacto de la actividad correspondiente considerada, y de la correspondiente empresa, o incluso del conjunto del sector, en un ámbito geográfico determinado, sobre el medio ambiente.

Después las cifras obtenidas son tasadas a través de un inventario de emisiones de gases de efecto invernadero o mediante el análisis del ciclo de vida según el tipo de huella dejada. Siempre deberían ser realizadas bajo las normativas internacionales de reconocimiento aceptado como son: PAS 2050, GHG Protocol, ISO 2007, ISO 14067 ó ISO 14069.

 La huella de carbono o “carbon footprint” se calcula en dióxido de carbono equivalente o CO₂e , un concepto vinculado al de los gases de efecto invernadero. El poder contabilizarlo permite conocer el tamaño y tipología de la huella de carbono de las diferentes actividades y sectores, que permite desarrollar las estrategias adecuadas para lograr trabajar eficazmente en su reducción, y siempre desde una necesaria óptica global e inclusiva.

La fórmula para medir la huella de carbono

Una Huella de Carbono va más allá de la medición única del CO2 emitido, ya que se tienen en cuenta todos los GEI que contribuyen al calentamiento global, para después convertir los resultados individuales de cada gas a emisiones de CO2e .La Huella de Carbono se puede calcular con criterios diferentes. En el caso de una empresa en cocreto, se suele considerar la Huella de Carbono temporal al permitir con ello hacer comparaciones anuales. En el caso de un servicio o producto se hace el cálculo de la huella de carbono en una unidad para permitir hacer comparaciones entre empresas del mismo sector.

Para efectuar su cálculo, si se trata de un producto, se toman en cuenta aspectos como los datos de producción de la materia prima, el transporte empleado para su producción, la etapa de procesamiento del producto final, además del envasado, el transporte a centros de distribución o venta, el consumo y el destino final del envase, es decir con una visión inclusiva de conjunto.

En términos generales, la fórmula para calcular la huella de carbono es sencilla. El resultado se consigue multiplicando el dato de consumo de la actividad  por el factor de emisión según el tipo de combustible utilizado. Para ello, hay que ver junto al dato de la actividad, el nivel de la acción que produce las correspondientes emisiones de gases de efecto invernadero. Y el factor de emisión, en la totalidad de las emisiones de los gases de efecto invernadero emitidos por cada unidad descrita en el dato de la actividad considerada. En general todo apunta a que sólo trabajando de forma global con toda la cadena de valor se conseguirá marcar la diferencia para construir una industria más sostenible, colaborando eficazmente en la desaceleración del imparable proceso de calentamiento global que está experimentando actualmente nuestro planeta. Un calentamiento global que desde el inicio de las tiempos ha venido alternando periodos de calentamiento global seguidos de periodos de enfriamiento, conocidos como glaciaciones, pero nunca producidos a la actual vertiginosa velocidad del cambio climático, atribuible junto a los procesos naturales a factores antrópicos, sobre los que es posible actuar.