La crisis creada a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania da lugar a convivir en un escenario que supone una amenaza y un riesgo en algunos casos para los puertos. Tanto es así que la actividad de muchas empresas vinculadas con el sector marítimo portuario han suspendido sus actividades vinculadas con los países afectados, bien como sanción hacia Rusia o por la imposibilidad de mantener los tráficos normalizados en el caso de Ucrania” afirma José Luis Almazán Palomino.

Ante estas situaciones extremas hay países que como contrapartida toman decisiones que afectan a los mercados internacionales portuarios. De todos los acontecidos estos días, destaca especialmente el que ha comunicado el presidente de los EEUU, Joe Biden. El presidente estadounidense ha anunciado, en una intervención televisada, la prohibición de importar productos de lujo. Estos son el vodka, diamantes, pescados y mariscos de Rusia a EEUU como sanción por la invasión de Ucrania.

Y en el caso de las tripulaciones son muchos los tripulantes de buques, bajo diversas banderas, de nacionalidad rusa o ucraniana a quienes el conflicto les genera dificultades en los relevos de las tripulaciones y en las cambios por descanso. Asimismo, el tráfico de los buques de cereales a granel va a verse seriamente afectado por esta situación crítica.

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El contexto de los riesgos en los puertos

Al recordar los casos de gran impacto sucedidos recientemente, José Luis Almazán Palomino, inversor y gestor de activos portuarios, señala en este sentido que “han ocurrido incidentes que aún están grabados en nuestras retinas, como es el caso que vimos de las explosiones en la terminal de Tianjin en 2015 o imágenes más cercanas en el tiempo, como ha sido la catástrofe en el puerto de Beirut a causa de un incendio ocurrido en el 2020”.

Dejando de lado los accidentes, se dan ahora incidentes de naturaleza bélica. Los puertos conviven diariamente con riesgos de distinta índole surgidos por las operaciones militares en puertos del Mar Negro. Unos riesgos que están inducidos por su personal, por los medios de transporte, la manipulación y por los buques que dan servicio con origen en esos puertos. Tanto es así que las terminales pueden llegar a paralizarse o a paralizar completamente un puerto. Esto sucede en casos como el bloqueo del canal de acceso por un hundimiento o el minado.

Situación de los principales puertos ucranianos

En este sentido hay que destacar la situación actual del puerto ucraniano de Mariúpol, su principal puerto de exportaciones. Actualmente es un enclave portuario que se encuentra sin electricidad ni suministros. Esta realidad se vive también en el de Mykolaiv o el puerto de Odesa. La situación de pérdidas en estos puertos es importante. Estos tres puertos suponen un gran ingreso económico para Ucrania. En ellos se gestiona el 80% de las exportaciones de grano y dos tercios de todo su comercio exterior.

En vista de los hechos acontecidos, las causas que generan el riesgo pueden ser ajenas al puerto y originarse a mucha distancia y aun así pueden tener consecuencias en los mismos puertos. Para José Luis Almazán Palomino, managing partner de OCP “esto obliga a poner el foco de forma más amplia a la hora de realizar un análisis de riesgos y de inversión para asegurar así los procedimientos y para detectar, evaluar y evitar desencadenar más riesgos con efecto cascada y resultado catastrófico“.

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El Foro Económico Mundial y los nuevos riesgos en el sector

Un buen elemento de soporte para señalar nuevos riesgos portuarios es el informe sobre riesgos globales del año 2020. Este informe fue elaborado por el Foro Económico Mundial, más conocido por sus siglas como WEF. Resulta significativo el hecho de que a pesar de la enorme calidad del informe, la realidad que estamos viviendo nos va sorprendiendo con la aparición de nuevos riesgos, impredecibles no hace tanto tiempo. En dicho informe, los riesgos se clasifican en cinco grupos englobados en las áreas de riesgos económicos. Éstos son los riesgos geopolíticos, los riesgos catalogados como sociales, los tecnológicos y los riesgos medioambientales.

Ante acontecimientos bélicos como los que nos toca vivir en estos días y no solo por la situación entre Rusia y Ucrania, en los últimos diez años han surgido una serie de riesgos que los gestores portuarios han de tener muy presentes para adoptar medidas efectivas de estrategia e inversión” indica José Luis Almazán Palomino, inversor y gestor de activos portuarios de Ocean Capital Partners.

Los nuevos riesgos en el sector marítimo portuario

A modo de ejemplo, también se pueden citar los riesgos medioambientales derivados del cambio climático o los desastres naturales. También son relevantes los aspectos relacionados con la tecnología y la digitalización. Entre ellos destacan los ciberataques, el colapso de las infraestructuras tecnológicas, o el fraude en la utilización de la información. Además cabe reseñar los relacionados con la globalización de la economía y la disrupción de las cadenas logísticas a consecuencia de las crisis globales.

Dentro de este último tipo de riesgos se pueden incluir las crisis sanitarias como es el caso del COVID. También los riesgos de tipo social, así como los relacionados con los factores geopolíticos. Los riesgos derivados de efectos económicos, los de reputación o los relacionados con la gobernanza y decisiones políticas coyunturales.

El riesgo medioambiental y la adaptación al cambio climático

De todos los riesgos incluidos en el informe del World Economic Forum destacan los relacionados con los aspectos medioambientales por considerarlos de máxima probabilidad e impacto. Dentro de los riesgos medioambientales se señalan diferentes categorías. Este tipo de riesgos medioambientales están vinculados con los incidentes climáticos en circunstancias extremas. Estos son la pérdida de la biodiversidad, las acciones fallidas relacionadas con el clima o los desastres naturales. También los desastres ambientales provocados o acelerados por la acción antrópica.

Los riesgos económicos y financieros

Al igual que en las empresas, es obvio que los puertos están sometidos también a riesgos financieros y económicos.
Por lo tanto, los puertos son sensibles al comportamiento de la economía tanto real como financiera. Por ello, reaccionan a cada ciclo que se presenta. Como consecuencia, hay que decir que las Autoridades Portuarias están también afectadas por los riesgos tanto económicos como financieros. Estos riesgos van sucediéndose y producen situaciones de inestabilidad e incertidumbre. El caso de los tráficos portuarios en España tiene una particularidad. Éstos se resienten con facilidad pero al mismo tiempo lo hacen con un comportamiento más elástico.

El mundo marítimo es global por su propia naturaleza, por lo que aunque las grandes trasformaciones se están dando en el área del Pacifico, España y su sistema portuario se ve afectado por los acontecimientos no solo en el Mar negro o en el Golfo Pérsico, sino también por lo que va ocurriendo en China, en India y la zona intermedia de Indochina como es Myanmar, Tailandia, Camboya y Vietnam principalmente.

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Las acciones para controlar los riesgos

Dentro de las opciones para controlar o evitar estos riesgos se pueden intentar adoptar medidas para corregir efectos negativos con mecanismos de gestión, con planes de detección rápida, y programas de defensa y de recuperación. Las causas al ser globales, son difíciles, si no imposibles de evitar por las Autoridades Portuarias. Por ello, han de limitarse a establecer posibles medidas de protección o corrección.

Para José Luis Almazán Palomino “dentro las fortalezas que tiene el Sistema Portuario de Titularidad Estatal Español, esta la de contar con un saneado régimen económico y la solidez financiera del sistema público de gestión portuaria, hasta el punto de considerar que el riesgo financiero de las Autoridades Portuarias puede considerarse totalmente controlado”.

Esto conduce a una reflexión en un sentido totalmente opuesto. Ésta consiste en la valoración de la conveniencia de disponer de un sistema público tan saneado financieramente, teniendo en cuenta que está sufragado por el sector privado y que compite en un mundo global como es el marítimo.