La marina de superyates de Málaga será eco: el dique generará flora y fauna

La infraestructura se está construyendo con un hormigón sostenible que imita los ecosistemas marinos y que ya ha sido utilizado en puertos como el de Róterdam, Mónaco o Nueva York

La terminal para superyates que Island Global Yachting (IGY) Málaga Marina construye en el puerto malagueño estará protegida por dos diques con una doble función: una, previsible, que es la de proteger las embarcaciones de hasta 180 metros de eslora de posibles oleajes; y otra, singular, que es la de generar ecosistemas que favorezcan la fauna y flora acuática. Para lograrlo han optado por utilizar un hormigón que imita las “superficies marinas naturales” y favorece la formación de ecosistemas. Una “solución” ecológica que, a la vez que fortalece el rompeolas y extiende su vida útil, almacena dióxido de carbono, por la que se ha optado en recintos portuarios como los de Róterdam, Mónaco o Nueva York.

Fuentes de la empresa impulsora del proyecto explicaron a El Confidencial que “afrontamos la fase más atractiva” de unos trabajos que van a buen ritmo para cumplir el objetivo marcado y que la marina, que atraerá a otro perfil de turista de lujo, esté operativa a principios de 2022. En la actualidad se están edificando los dos diques que cuyo fin será “asegurar aguas tranquilas dentro de la dársena prácticamente todos los días del año”. Algo que no será muy complicado debido a que el mar en la zona suele ser bastante benevolente y solo muestra su lado más dañino con los temporales fuertes de levante.

La peculiaridad de ambas infraestructuras es que se están construyendo con tecnología de ECOncrete, una compañía que ha desarrollado un hormigón cuyo impacto en los hábitats marinos es mínimo y que se está empleando en 40 proyectos desarrollados en 10 países y seis mares. Este, según detalla, reduce la huella de carbono, mejora la calidad del agua, favorece la supervivencia de las especies autóctonas y dificulta la implantación de las invasoras, además de destacar por sus ventajas como material: “mayor durabilidad y resistencia”, integración “perfecta” en elemento y “menor mantenimiento”.

La esencia es que el hormigón que se ‘mezcla’, ‘interactúa’, con la naturaleza “es más fuerte”, ya que “organismos como ostras, corales o percebes actúan como pegamento biológico mejorando la resistencia y durabilidad de las estructuras y aumentando su estabilidad y longevidad”. Para ello, apuestan por diseños adaptados a cada zona para que “creen nichos ecológicos” que favorezcan la generación de vida.

Las ostras, corales o percebes actúan como pegamento biológico mejorando las estructuras

Las fuentes consultadas apuntan, además, que este hormigón especial tratado químicamente es capaz de atrapar un 700 por ciento más de dióxido de carbono que el común, uno de los motivos por el que ha sido elegido para importantes edificaciones marinas. El puerto de Róterdam, el más grande de Europa, empleó este material en una obra de estabilización de la costa que ayudase a restaurar el hábitat nativo. “Unas semanas después de la instalación, se comenzaron a observar diversas especies de algas e invertebrados móviles”, explica la compañía de ingeniería, que observó unos resultados similares en un “blindaje costero” en un proyecto del Gobierno de Mónaco para “preservar y restaurar su biodiversidad marina”.

En la costa del parque del puente de Brooklyn, en Nueva York, se han colocado bloques que “imitan las piscinas naturales de rocas” para proporcionar estabilización de la costa y generar un ecosistema de mareas. Mientras que los residentes de una isla de Nueva Jersey eligieron este producto para estabilizar su litoral y obtener “beneficios ecológicos” instalando 200 ‘colchones’ en las zonas críticas.

Después de solo siete meses, las unidades ya están cubiertas por un ecosistema biodiverso, que incluso soporta depredadores como langostas, pulpos y peces grandes”, informa ECOncrete, que selecciona los materiales para lograr la mejor adaptación según la fauna y flora típicos del lugar.

Pero esta no es la única actuación sostenible que incluirá la marina de superyates de Málaga, también contará con un “sistema de alcantarillado de vacío” con el que impedir el vertido de desechos. Un portavoz de IGY explicó que “consiste en que cada barco que llega puede conectar una manguera a un terminal situado en el muelle que absorberá las aguas grises y negras almacenadas”, lo que “incentivará a hacer sus descargas en nuestro puerto, minimizando las descargas en alta mar”.

Otra de las medidas para reducir la huella contaminante es el “suministro de energía eléctrica de alta intensidad —hasta 2000 amperios—”. Con esto “se promueve que los barcos en puerto apaguen sus generadores —que funcionan con combustibles fósiles— y se mantengan enchufados sin ocasionar ruidos ni emisiones en la ciudad”.

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